lunes, 26 de julio de 2010


Sociedad de Escritores de Chile.

Filial Valdivia.

Federico García Rival.











Presidenta Herminda Gladys Muñoz Torres.

Tesorera Gloria Yobánolo Vilches 

Secretaria Jeanette del Carmen Huequemán García.

 

Teresita García Mancilla


Teresita García Mancilla.

Dos Hombres

Uno me entregó
la furia del volcán
lamió mi lava viva
me hizo mujer

Otro deslizó su ternura
en mil caricias,
hizo fruto de mi vientre
me hizo madre.


Una Voz

Hoy me vestí de auroras
de trinos preñé mi acento
porque a la suerte de mi alma
golpeó un extraño viajero.

Me dijo que “En este mundo
de ruinas y de odio lleno
debemos buscar la luz
para iluminar los huertos.
Aquí desgarran la piel,
aquí se secan los pechos
y en esta vida prestada
vamos muriendo en silencio.
Que no se acalle tu voz
y no se apague tu acento
por los campos y ciudades
se escuche el ruido del eco;
la tierra hoy esta sembrada
de fosas y cementerios
donde las manos se alzan
de niños y seres muertos
que claman luz de justicia
para sus cuerpos deshechos
el día que esto suceda
se iluminarán los huertos.”

Por eso hoy trinan mis labios
por eso tiembla mi cuerpo,
porque era la voz de DIOS
que venía desde adentro.


I






Estoy acumulando los silencios


para decirle a la soledad


¡estoy viva!






II




Cuando prendías


tus labios morenos


a los míos


en los brotes nuevos


yo ... era volcán.


Cuando rozabas


tu boca con la mía


tu pronta despedida


yo ... era ternura.





Detrás de la ventana.



Veo el cordel del patio

con la ropa danzando,

sin pensar en el mañana.

Esas siluetas,

con que juega el viento;

un poco son banderas

al aire herida

flameando en sueños y esperanzas.

Están de pie los ojos vecinos

furiosos en la cerca.

Entonces pienso que es mi vida

cual la ropa tendida

que prende sobre un hilo.



Tanta edad.



Tanta edad

tienen tus ojos

pequeño peregrino

que en tus manos

de niño

guardas la espesura

de hombre y lágrimas.





Fanny Needham Petersen



Fanny Needham Petersen.


Madre.


Perdona madre mía
que mi primer poema
no haya sido para ti.

Es que lo tengo celosamente
guardado dentro del pecho
y es sólo para mi.

Cada poema mío
es un pétalo
del gran poema de la vida
que me diste tú.

Tú serás siempre,
un poema para mi,
poema de bondad,
de lucha incesante,
de amor, de claridad…

Madre querida,
todos mis poemas
te los dedico a ti.

Vejez.


Encorvado y macilento
camina el pobre viejo
por la vereda de enfrente.

Ya no siente apego al mundo,
mil pensamientos tristes
lleva su paso cansado.

Ya nadie vela su sueño,
tampoco su enfermedad,
decididamente solo.

Y se aleja el pobre viejo
calle arriba y en silencio
arrastrando sus recuerdos…

Valdivia lo recuerda.


En la dulce tierra
de su querida Valdivia
yace “el obrero de las letras”,
el gran escritor
don Fernando Santiván.

La lluvia y el viento
lo saludan al pasar,
el río pronuncia su nombre,
también la tierra y el mar,
los mismos que , con gentileza,
supo amar y escuchar.

Hoy, todos recuerdan su nombre,
Valdivia no lo ha olvidado, no…
y a los cuatro vientos
lanza sus obras;
Ansia, palpitaciones de vida,
Crisol, el mulato Riquelme
y muchas más.

Los álamos susurran su nombre
camino a la universidad,
Valdivia lo recuerda,
Valdivia no lo ha olvidado, no…


La calle de los recuerdos.


El cielo regó con lágrimas
la calle de mil recuerdos,
ayer se vistió de luto
esa calle de mi barrio.

Los pasos de Elena y Lidia
nunca más por estas calles,
las calles de mi barrio.

Flotando quedó el aire
como un halo de tristeza,
vibrando quedó el aire
el eco de sus palabras.

Mi corazón se acongoja
por las dos amigas idas,
por los recuerdos de antaño,
y por esa calle vacía.



Voz amiga.


Hay una voz amiga

que me habla en el silencio

la que me acompaña

en mi soledad

o donde yo voy.


La que mitiga mis angustias,

y me hace ver

un mundo mejor.


Esa puede ser la voz de Dios?

o la tuya quizás.


Éxtasis.


Dulce quietud de la tarde

envuelve mi alma

en un tierno sueño.


Nada turba este silencio,

ni el murmullo del viento,

ni el trinar de los pájaros.


La naturaleza está de siesta,

apenas una debíl brisa

mece las hojas en los árboles.


Qué dulce paz envuelve la naturaleza,

uno que otro rayo aparece de repente

a jugetear entre las flores y el follaje.


La primavera ha llegado,

y así como se va cubriendolos árboles de flores,

en las almas nacen las ilusiones.


Todo parese invitar a soñar,

belleza, paz,silencio,

envuelven mi alma

en un éxtasis sublime.


Pero, sin embargo, estoy triste,

triste por que tu estás lejos,

por que quisiera soñar,

reclinada suavemente en tu hombro,

mientras nuestras almas se hablen

con el lenguaje mudo y secreto,

del amor.

Jeanette del Carmen Huequemán García




Jeanette del Carmen Huequemán García.

Ñi Mollyün.

Chaqueo fey calcü ñi mollyün
rahin
kimeltu fey rüpü
mamputun ñi chrahua
huitrán fey duam
culli´n-ven kiñe
vule
pichicuchran fey witran
ñi mapu muller
mamo huitrán umercülen ñi mapu
ina lafquen
i fey wincu
ka inche fey kawellu
rahin chequen wangülen
guidü, guidü chum fey uñ
tañi ñi n´g
fey wilufkelen ñi avüülen
uyew eluney
pillan
oñoquintue quidü
ka nguillatun fey mapu
ñuque cuyen, wenu
ka pacahacama.

Mi sangre.

El árbol de mi sangre
corre presurosa
enseñando su camino
rozando mi piel
arrancando mis ideas
llevándome a un
futuro
donde la libertad
de mi pueblo existe
allí está su tierra
a orillas del mar
hasta las altas montañas
y yo con mi caballo
corro por las estrellas
libre, libre como los pájaros
miro en sus ojos
el brillo de ala alegría
allá regresan
los espíritus de mis antepasados
mirarás atrás libre
y rogaremos a la tierra,
madre luna, cielo
y creador del mundo.

Allkutün.

Allkutün
fachian tu epe afiche
kutral zugun meu
kuifi rayen mew
mollyün wiring
yemey
tripamumu ñi rayen
wentru pelu mew
umawkuley temi piuque welu
chewpüll
rayen mahuida
taiñ mapu
mogey
ñi mapu alüpüa
ulkatün.

Escúchame.


Escúchame
hoy al amanecer
en el hablar del fuego
se parte allí el aliento
la escritura de mi sangre
busca
la flor de mi origen
en la claridad del hombre
solo duerme su corazón
¿En qué lugar?
florece en la montaña
nuestra tierra
vive
mi tierra amada
cantaré.

Cuyen.

Ñi alhue huirán
ngelu weng´k villanguayqui
chege ñi
ng´llüdnentunge mi k´lleñu
kimeltu fey rüpü
yemey fey mapu
wenu ka cuyen
lamnguen elun eime cuq
cuchi umaün fey pewen
ka inche pürun fey uñ.

Luna.

Mi alma arrastra
la tristeza de estar perdido
pobre de mi
seca mis lágrimas
enséñame el camino
busco la tierra
cielo y luna
hermano dame tu mano
las mariposas aún
duermen en el pewen
y yo bailo con la aurora.


Estella del Carmen Fuentealba Ojeda

Estella del Carmen Fuentealba Ojeda.

María Blanca.


Allá, en América del Sur al fin del mundo, existe un paraíso, en el cual vive una hermosa familia, y un integrante de ella es María Blanca.
Mujer hermosa, sentimental y sociable. Ella vive rodeada de campos verdes, árboles, flores, lagos, ríos, playas y montañas.
Pero, María Blanca desde niña fue muy enfermiza y aún siendo mujer adulta ha sido delicada, pero la esperanza que a ella la envuelve siempre la levanta y no se deja morir.
En los meses de primavera y verano ella esta siempre rodeada de mucha gente, algunos la conoces desde hace mucho tiempo y otros se mueren por conocerla, sin embargo, se deja querer por todos y ofrece siempre su casa para aquel que quiera visitarla.
Ahora esta muy sola, y piensa:
-¡Que triste estoy, me siento vacía, es otoño, dos meses, hace mucho frío, el aire es húmedo y muy helado!
-¡Atrás quedó el hermoso verano, con su intenso calor que sonrojaba mi rostro!
-¡Atrás quedo la primavera que daba vida a mi vida, haciéndome renacer bellas cosas en mí!
¡Sin embargo, hoy los árboles me muestran sus más hermosos vestidos, pero no puedo estar alegre!
También el cielo a veces me sonríe, sin embargo yo me oculto tras mi velo blanco, luego me viene la nostalgia y recuerdo mi vida pasada, y lloro, y pienso en mi padre.
Y lo recuerdo, y lo recuerdo Pedro se llamaba nacido un 17 de abril de 1497, y venia de un lugar de Extremadura, Castuera, era el lugar, si y de España, hombre de buena estatura, mi padre de rostro alegre y de buen entendimiento, también fue Señor, y era generoso amigo de andar bien vestido y lustroso, era afable y humano con todos.
Sin embargo, el falleció tan joven, 56 años tenía, trágica muerte tuvo mi padre, a manos de unos aborígenes, se le fue la vida, y yo quede sola, tan sola, y pasaron los días, los años y de pronto en mi soledad, me empecé a enfermar, creí morir entre fiebres muy altas, mareos y desmayos, que me destruían por completo.
Temblores muy fuertes en mi cuerpo, y ataques que me botaban, muchos temporales del invierno me rondaron.
Caí tantas veces, pero me he levantado tantas veces también, y aún estoy en pie, con mi esperanza que no me deja y que me da vida.
Pero a veces también lloro mucho, especialmente en otoño y en invierno, y a veces un poco en primavera.
Y el viento rosa mi piel con torpeza en diciembre, y otras con tanta suavidad, y se mira al espejo, y se dice:
-¡Ahora estoy muy vieja, cuatrocientos cincuenta y ocho años tengo!, párese mentira,
¡Mujer inmortal! Pero la piel joven, después de tantos cambios, y se ríe y luego piensa y dice:
-¡Nací hace tantos años, creo que el 9 de febrero de 1552, nací Española, por mi padre, y lo fui por muchos años, dependiendo de una familia llamada Lima, Perú, del norte de América del Sur, hasta que me rescataron por fin de la orfandad y me adoptó muchos años después un hombre americano y sureño. Padre amoroso que llego a tener 15 hijos, siendo yo la número catorce.
Y luego se queda en silencio, y nuevamente piensa y se dice:
-¡Ha habido tantas tristezas en mi vida! Pero hay una en especial que me ha quedado muy marcada, y aún la tengo, y esa fecha tan trágica que nunca quiso borrarse de mi mente 22 de mayo de 1960, hoy esta ella recordándomelo siempre.
Recuerdo que aquel día eran como las 15 con 11, cuando de pronto mi cabeza empieza con mareos, y cada vez más fuertes, hasta que al final me caí al suelo, estaba muy enferma, mi cuerpo paresia despedazarse por completo, y la gente a mi alrededor estaba muy asustada, lloraban, suplicaban y rezaban para que yo me aliviara.
Mi piel tenía grandes heridas, yagas que me dolían mucho y con gran tristeza y entre lágrimas veía que otras personas morían a mi alrededor.
¡Que pena tenia al saber que por mi culpa todo aquello había pasado. De pronto alcé mi mirada hacia la distancia y vi. con mucha preocupación que los ríos habían cambiado su curso, nuevos lagos nacieron y las montañas ya no estaban en su lugar, se habían movido, todo se estaba modificando.
Luego trate de pararme, y al hacerlo, vi que de pronto el mar se había recogido y estuvo así por unos minutos, pero luego una gran ola se levanto, destruyendo a su paso, casas, animales, puentes, botes y llevándose también a muchas vidas humanas, yo no pude hacer nada, ni siquiera pararme, y así me perdí entre sus aguas creí morir.
Pero luego paso el tiempo y poco a poco fuimos caminando, con la ayuda de la gente yo me fui reponiendo, y con mi ayuda ellos se fueron recuperando.
-¡Y aquí estoy! Renovada, pero viva.
Y luego se queda en silencio, sintiendo la suave lluvia que caía sobre su rostro, y recuerda:
-¡Y mi padre me puso SANTA MARÍA LA BLANCA, dos nombres, un apellido, pero recuerdo también, que yo antes me llamaba AINIL.
Pero bueno, creo que de prontota gente olvido mis nombres, y quede solamente con el apellidote mi padre, VALDIVIA, y lo demás quedo en el recuerdo, como tantas cosas.
Y ahora gritan ¡ hey, allí esta Valdivia!, que bella, que bonita es, y yo me siento muy feliz, y los invito a visitarme. ¡Y luego pienso!, que mientras haya esperanza en mi corazón, nunca he de morir, y a pesar de todas las tristezas que rondan mi vida, y aunque me cueste mil veces levantarme, aquí siempre de pie voy a estar.

Juvelina Jaramillo Catalán



Juvelina Jaramillo Catalán.

Árbol.

Me traes a la mente
La maravilla de ver,
Más cerca de mí,
El alto cielo anaranjado.

Sentada en una cuerda, vuelo,
Gracias a tus generosas ramas,
Veo correr el bello río
De mi dichosa infancia,
Vuelo tan alto, tan alto
Y me siento reina
En este azul espacio,
Cual gaviota en el río navegando,
Y siento la grandeza de Dios
En todo el universo creado.

El aire generoso oxigena mis pulmones
Gracias a este columpio amado,
En el tiempo condensa mis dichas
Y las guardo en un cofre sellado,
Son mi adarga y escudo para el camino
Que el gran Padre me tiene reservado.

Celos.

¿Qué será de mi telar?
¿Quién estará tejiendo en él?

Mañana por la mañana
Ensillo y lo voy a ver.

Por el campo corro a prisa,
Me dejo guiar por mi caballo
Que se conoce las huellas
Del hombre que estoy amando.

Vuelan ligeros sus cascos
Entre valles y sausales
Y va a cortando distancias
En pos de dicha o quebranto.

Para llegar a su casa
Cruzo potreros, trancas y charcos
Y el viento que acaricia mis mejillas
No sabe que tengo el corazón destrozado.

Quisiera correr sin fin por las praderas,
No llegar jamás a las puertas de su rancho
Porque la duda que corroe mis entrañas,
Lacera sin piedad mi pobre alma.

Si lo encuentro en brazos ajenos
Inexorable será el fin para ellos
Y la muerte en vida para mi
En esta madrugada tan amarga.

Corazón solo.

Mi corazón está solo y triste
Cual si fuera una pluma en el aire
Que baja ondulando a la tierra
Sin la mano protectora de nadie
Pues la brisa ha jugado con ella
Quedando inerte en el suelo
Sin poder recuperarse.

Sus latidos me dicen
Que viva estoy, sin duda
Yo quisiera, con el alma,
Que latiera desbocado
Como caballo sin freno,
Que sintiera la pasión
De la vida de los sueños.

Y de un latir acompasado
Pase a un volar sin tiempo
Como pájaro en bandada
Sin trabas ni discernimiento
Para demostrarle a la vida
Que no se puede vivir muerto.



A TERESA GARCÍA MANCILLA.


¿ Comó camina por las calles?

¿ Comó? con pausada cadencia

como llenando sus sienes

como hilvanando bellezas.


Como la tarde tranquila

como el sol se reclina

como el horizonte se aleja

como el atardecer se asoma.


Como siembra esta mujer

¿comó entrega grandeza?

como sin egoísmo

¿como reparte riquezas?


Como tiene gallardía

¿como se para con entereza?

como corre la sangre Española

¿como? por la poeta Teresa.



Sueños.


La tibieza de tus manos, la presiento

tu mirada tan dulce, me extremece,

el caminar, que tienes, cadencioso,

me invita, a mirarte ilusionada.


El día, se ilumina, cuando pasas,

tu colonia deja estelas, de fragancia

que invade mis sienes ,hasta mi alma

dejando, mi corazón, prendado con ansias.


Y sueño despierta, caminando a tu lado,

tomada de tu brazo, contenta dichosa,

ver las miradas, celosas de las otras

sintiéndome reina, entre todas, las rosas.


Tropecé de repente, entre piedras y rocas

termino, desperté, con lágrimas amargas,

te vi tan contento, se ilumino tu rostro

llegaba, la dueña, de tu boca.




Gladys Muñoz





Gladys Muñoz.

A patita pela por la línea férrea.

Te fuiste dejándome tu herencia, tu maldito vicio, ése que te llevó a la tumba. Tu hábito de fumar. Recuerdo que te desesperabas cuando te faltaban. Entonces me decías; Sapito, anda a comprarme tabaco. Escupías el suelo y me decías, vuelve antes que se seque el escupo. Yo corría desesperadamente, a patita pela por la línea férrea, a un kilómetro de distancia, no me importaban que las piedras destrozaran mis dedos o que sangraran los tajos que tenía en los talones. La cosa era llegar rápido; lo logré, miraba el suelo y el escupo aún estaba ahí.
Me veías y te cambiaba el semblante y empezabas a confeccionar tus puchos, volvía tu felicidad, seguías trabajando, haciendo tus famosos botes ”eras grande viejo”, tenías fama, como maestro carpintero, la mayoría de las casas de nuestro pueblito las hiciste tú, maestro Elías, dibujabas con esas madera nativa, puro lingue. Llegaban los famosos a conversar contigo, necesitaban que les hicieras un bote, para salir de pesca los fines de semana, dabas la lista de la madera el resto de los materiales al día siguiente estaban ahí, acompañado del mejor regalo para ti; un cartón de cigarrillos. Te sentías fino; “fumando cigarrillos de cajetillas.”
Recuerdo que cuando te ayudaban más de una vez te quebré una tabla, por doblarla demasiado fuerte, mientras tú le echabas el agua hirviendo, yo salía arrancando para que no me castigaras, o aquella vez que te fui a buscar papas a la bodega, con una vela y –por casualidad tocó…un poquito la estopa…que usabas para los botes, y se quemó toda, o cuando trataba de hacer fuego, en vez de sacarte parafina, tomé el envase de bencina y casi quemó la casa. También recuerdo cuando estábamos tirando leña, cerro abajo, con mi hermano menor, tiré una raja de leña demasiado fuerte y te quebré cuatro costillas, quedaste sin respiración, estuviste harto tiempo hospitalizado.
Cuando te pagabas, venías al pueblo a comprar a la pulpería y era infaltable tu garrafa de tinto y carnecita para empanadas, como el “CHICHO”. Tu vieja te las preparaba cantando. Ella tenía una hermosa voz, mientras tú degustabas de aquel vinito con tu amigo Patiño, pero si la María estaba de malas, simplemente no cantaba, entonces tú tomabas a tu gato regalón, de las patas y de las manos y lo usabas como acordeón, y cantabas; “La zorra cuando se arranca, por las orillas del mar”, etc.…etc.… Como el gato ya te conocía, te veía llagar así y salía soplado de la casa.
Viejo siempre tenías que trabajar a la intemperie, en pleno invierno, la mamá te decía que te abrigues, pero tú le contestabas que andabas con chaleco, era tu prenda favorita, porque ahí usabas los puchos, el mentado chaleco tenía muchos bolsillos, después estabas nuevamente en el hospital con tu pulmonía. Luego, más tarde, el famoso cáncer al esófago. Fue el que te consumió, aún estando hospitalizado, igual fumabas en los baños. Los cabros chicos, con tu vieja, tuvieron que hacer los trabajos agrícolas de sol a sol. Viejo, a ti te tocó la época en que debían poblar la tierra, puchas que tuviste cabros, doce no es un poquito…mucho, tanta boca que mantener, sin contar los que habías tenido en la primer saca.
Siempre le echabas la culpa al campo no había luz, que el invierno era muy largo, culpa de la cesantía. Lo que también herede de ti viejo, tus ideales, hombre de izquierda, a pesar de tu escasa escolaridad, sabías muy bien los números y firmar con tu nombre y apellido, eras un excelente orador, recuerdo tu diferencias con los de la derecha, siempre tenías la respuesta apropiada. Me sentía orgullosa cuando el correo me entregaba una carta para ti, de nuestro presidente mártir, tarjeta de saludo de Aniceto Rodríguez, Altamirano etc.
Si hubiera durado 10 años más hubieses visto irrumpir la democracia en tu país querido, pero no, ese maldito cilindro de 10 centímetros que nunca pudiste dejar, te trajo el cáncer que te consumió. Tú vieja siempre soñaba contigo, que le estabas construyendo una casa…Y que cuando la terminaras vendrías a buscarla. Un buen día la terminaste y te la llevaste. Ahora estas allá arriba, con tu viejita seguramente mateando, en la casa que construiste; tal vez conversando con tu vecino Arturo Aguayo. Solo te pido que no te apures en ampliar la casa, anda despacito y disfruta con tu vieja, que más tarde irán tus hijos de a poquito llegando.












Lágrimas de invierno.






Llora el invierno como llora tu paragua guardado en el ropero,



lloran los cajones de la comóda donde guardaba tu ropa.



Lloran tus zapatillas por la ausencia de tus pies, colgadas calentándose tras la cocina,



Llora el control remoto de la televisor a la hora del noticiero.



Llora tu libro, "muchas vidas muchos maestros" ubicada en la repisa, ahí quedará



guardado perpetúandote.



Llora el chal chilote, él que abrigaba tus piernas mientras hacías tu siesta.



Llora tu sombrero colgado en la pared, junto al rostro de Pablo Neruda.



Llora tu gato fiel compañero, olfateando tus recuerdo ocupando tu sillón.



Llora el manzano al sentirse desnudo,despúes de ser podado.



Llora tu sause al perder sus hojas, tu lugar favorito para tomar su sombra.



Llora la parra de tu patio, al ofrecer sus frutos que no alcanzaste a probar.



Llora el relieve del jardín, donde tropesastes tantas veces.



Llora tu ausencia el perro del pasaje,el que alimentabas y brindabas cariño.



Llora el banco de la plazuela donde tomabas los leves rayos de sol.



Llora la avenida Pedro Montt, el paso de tu silla de rueda.



Llora el taxi que te transportaba a tu diálisis.



Llora la brisa de campo, donde refrescabas tus pulmones con aromas a hierbas.



Llora tu familia por que partió tu esencia, e identidad.



Y de tanto llorar tu reloj, también se detuvo en el tiempo.








Seductora y desafiante.




Agosto últimos días para podar y tranplantar arbustos, árboles y plantas en general, últimos días de soportar a Toribio en su lidiar continuo, destrozando mi jardin, de tolerar sus carretes nocturnos, sus amorios felínos.


Añoro el buen dormir, descansar relajadamente sin interrupciones de caminatas, volteretas, ruidosos golpes, maullidos, luchas en el techo que te hacen sobresaltar.


El año pasado se enamoro de una hermosa felinablanca, ojos azules, pelaje brilloso, cuidado seguramente con el mejor champú del mercado. Con su conquista anduvo varios días perdido, aunque se que tiene siete vidas, temí que jamás regresaría, y fue grande la sorpresa cuando llegá un gato flaco, desnutrido, enlodado, maullando, un desconocido total, reclamando que le abran la puerta patudamente. Si hubiese andado en una marcha estudiantil lo habría comprendido, que lo haya encontrado el guanaco, mas no . era puro enamoramiento. Más encima llegó reclamando sus derechos, el sillón y su lugar cerca de la combustión y comió hasta quedar guatón por todo lo que no había comido en varios días, claro está, se alimentab de amor.


Hoy nuevamente está hechizado, esta vez de una coqueta gatita blanca con un corbatin negro, la fresca llega a diario a la pandereta y se pasea la muy ladina, invitando a Toribio con movimientos sugerentes, él huele su perfume y habla emitiendo un sonido extraño, abro la puerta y lo observo, sale disparado al encuentro con su amada, olvidando por completo que es cojo, escala la pared y sube al techo para llegar cerca de la pandereta, donde está ella, luciéndose como una modelo farandulera mostrando sus atributos como una prostituta recién llegara de Aruba, por su forma de moverse seductora y desafiante, movimientos inrresistibles a los ojos de mi cojo Toribio. Escala y se encuentra con su contrincante, un gato negro grande que le pone un parale, como diciendo esta mina !es mia amigo¡ y se inicia una disputa desigual, muchas veces tengo que salir a rescatar a mi herido de guerra, no es que no sea incapás de luchar por su enamorada, sino es que es injusto que el negro felino se aproveche de la discapasidad de Toribio. Valiente regresá y vuelve a contraatacar en pos de su amada.


Una vecina vinoa reclamar pensión alimenticia para sus nuevos gatitos, por que dice que Toribio se juntaba con su mascota, la hermosa felina, le respondi; que no hay problema, claro que necesitaba certificar si realmente esos pequeños eran hijos de Toribio le pregunté ¿algún gatito cojea? me dice: no, entonces ¡que reclama vecina! ellos no son hijos de mi Toribio.